La piel acumula toxinas y células muertas, eso es inevitable… Estas toxinas se generan en parte desde el interior de nuestro organismo, por los alimentos y productos que consumimos (sobre todo si ingerimos en exceso alimentos procesados y comida chatarra), pero también por factores externos como el clima, la contaminación y la exposición a productos químicos.
La exfoliación es una excelente forma de remover esas toxinas y células muertas, que la rutina de limpieza diaria no hace. Y aunque existen muchos productos exfoliates de distintos precios y marcas, siempre existe la opción de realizar tratamientos naturales, con lo que tenga a la mano en la cocina.
La miel de abeja es un elixir maravilloso que hidrata y nutre la piel, pero que también tiene propiedades antibacterianas.
Mezclada con azúcar resulta en un excelente tratamiento exfoliante que dejará tu piel limpia, fresca y humectada. Lo único malo, es que cada vez que hagas este tratamiento te darán ganas de comértelo...
PARA PREPARAR LA MASCARILLA EXFOLIANTE DE MIEL CON AZÚCAR:
Mezcla una cucharada de miel de abeja (de preferencia sin procesar o cruda u orgánica) con una cucharada de azúcar (mascabado o de coco). Si no tienes más que azúcar convencional, puedes utilizarla pero recuerda que mientras más naturales son los elementos, mayor efecto tendrán en nuestra piel.
Asegúrate de mezclar bien hasta que se forma una pasta espesa que después aplicarás en tu rostro y cuello (limpio y sin maquillaje).
Haz un masaje suave en forma circular (es posible que escurra, pero con toda confianza puedes abrir tu boca y disfrutar de esta dulzura…)
Retira con agua tibia.
Puedes refrescar tu rostro con agua de rosas, aceite de coco (si haces el tratamiento por la noche), o bien realizar tu rutina de belleza usual.Se puede aplicar también en todo el cuerpo, dentro de la regadera, antes del baño. ¡La piel queda divina!
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